Este verano, concretamente del 26 al 31 de agosto, volveremos al Palacio de Rubianes para pasar allí una semana de Inmersión Total en Inglés, acompañados de 20 participantes. Por eso, queremos recordaros cómo fué la edición de The Getaway del año pasado en la que participaron 10 españoles, 5 británicos, 2 estadounidenses, 2 canadienses y 1 australiano.
Una comunidad de personas de distintas nacionalidades pero con un objetivo común: relacionarse y comunicarse exclusivamente en inglés durante su estancia. Todo un reto para los españoles que necesariamente tienen que tirarse a la piscina y confiar sin saber cómo van a a responder a un proceso tan intenso, si van a a ser capaces de aguantar el tirón. Y es que 15 horas de inglés diarias agotan y mucho, sobretodo si es tu primera exposición prolongada al idioma, que fué el caso de casi todos los participantes de nuestra última edición.
English Getaway nació hace 4 años, pero Zach y yo llevamos casi 10 desarrollando Cursos de Inmersión en Inglés por toda España y hemos visto el proceso muchas veces. Por eso cada año, intentamos advertirles de las dificultades: “no va a ser fácil, los dos primeros días vais a acabar agotados, vais a estar procesando el idioma a una velocidad de vértigo…”.
Las caras de desconcierto al principio del curso y más cuando escuchan este tipo de cosas, son siempre un poema y hacen aún más emocionante el ser testigos de su proceso de superación a lo largo de los días. A partir del tercer día empezamos a verles mucho más relajados durante sus “one to ones” disfrutando de largas conversaciones, riéndose a carcajadas durante las comidas e incluso liderando dinámicas de grupo.
Las dificultades que notaban al tratar de entender determinados acentos se van diluyendo a la vez que empiezan a superar la barrera del ridículo al expresarse en inglés y se van sintiendo cada vez más ellos mismos. Y aquí es cuando empieza lo mejor, la comunicación pasa a un segundo nivel y empiezan a surgir verdaderas conexiones entre las personas. Este es el auténtico regalo que cada uno se lleva a casa, algo que probablemente no se esperaban.
El verano pasado se volvió a crear esa energía mágica que surge cuando las personas nos tomamos el tiempo de comunicarnos de verdad, dejamos a un lado las prisas del día al día y simplemente estamos ahí, disfrutando del momento, de la oportunidad de conocer a gente de otros países y con otras formas de entender la vida, algo que te abre la mente para siempre.
Pero no hay recompensa sin sacrificio y sabemos que a veces los retos son muy altos. Los participantes tienen que hablar durante horas en inglés, participar en dinámicas de grupo, improvisar conferencias de negocios, preparar presentaciones en inglés e incluso muchos se atreven con el teatro en inglés.
Como nos confesó uno de ellos durante el curso, “me estáis poniendo al límite”, pero curiosamente esta persona nos dejó boquiabiertos con su presentacíón el último día. Fué de 10, si fuese angloparlante no lo hubiese hecho mejor. Y es que a veces es necesario superar nuestras propias barreras internas para poder avanzar. Lo que es admirable es conseguir hacerlo en sólo 6 días. Unos valientes.
Los angloparlantes también tuvieron su parte de riesgo, nos os vayáis a creer. El último día organizamos una espicha típica asturiana en el hotel con sidra incluida y alguno se animó a escanciar un culín, eso sí con ayuda de los expertos del grupo.
Un año más, nos fuimos con la sensación de haber contribuido a que los participantes tuvieran una experiencia vital y cultural inolvidable, además de ganar una gran seguridad a la hora de mantener conversaciones en inglés en todo tipo de ámbitos.
Si tú también quieres mejorar tu inglés en poco tiempo y hacerlo de la mano de los mayores expertos y rodeado de naturaleza. Sin duda, tu mejor opción es The Getaway.